Carlos Ramírez, Cantante. Plazuela San Ignacio. |
Noviembre 6 de 2012
Carlos Ramírez, un abuelo cantante que vive en la primera esquina de la
Plazuela San Ignacio, en el tercer piso de un viejo edificio con su esposa,
todos los días de 10 años ha visitado La plazuela; con más frecuencia y desde
las 8 de la mañana hace un año y medio que perdió su pierna izquierda; como él
lo llama “me fracasé porque me partieron el pié y ya me quedé fue aquí tocando
guitarrita y viendo como como consigo para subsistir ”, este trabajo no es
estable puesto que como hay días en los que le va bien, hay otros en los que no
consigue nada, él apetece más el día viernes y sábado puesto que son los días
en los que más visitantes hay en este lugar.
Él se siente seguro en la Plazuela, puesto que allí nunca le han robado,
además Don Carlos menciona que los alcohólicos y los “rateros” ya lo conocen,
los 15 borrachos que aproximadamente van diario a tomarse sus tragos, con él “no
se meten” y sentados en las bancas de la plazuela le piden que les cante
canciones, ellos ya hacen parte de su vida cotidiana.
“-¿A usted, que le gusta de este lugar?
- Eso, es muy bonita esa pregunta, me gusta este lugar porque vivo al
frente de la Plazuela, cargo la llave de este parque porque todos los días
llego yo aquí, y aquí me acomodo, desde las 8 o 9 de la mañana me quedó hasta
tarde.” Don Carlos, en ocasiones no va almorzar a su casa, por quedarse en este
sitio a cantar, a ver “que cae por ahí”; esto es lo que él todo el tiempo hace
en este lugar, cantar.
En los 10 años que ha vivido allí, todo ha sido lo mismo, el por su parte
no ha notado ningún cambio, los “chirrincheros” como se les nombra a los alcohólicos
siempre son los mismos, que a diario esperan que alguien les de dinero para
comprar alcohol. Un anécdota especial, dice que no tiene, que todas las
experiencias que ha vivido en este sitio son muy buenas, nada malo, además de
que casi no hay ladrones; se detiene a hacer una comparación con el Parque Berrío
de la ciudad de Medellín, haciendo énfasis de que allá todos los días hay
ladrones y matan a cualquiera y le roban al que caiga, mientras que en la
Plazuela en los 10 años que él la ha visitado no ha visto ha visto más de 3
ladrones que pasan de largo.
Piensa que la gente de afuera que no visita con frecuencia la Plazuela San
Ignacio, la ven muy buena y la quieren
dañar; la presencia de la policía es escasa en ese instante sólo había un
patrullero, Don Carlos dice que esto es porque en este sitio no hay maldad, que
si este fuese peligroso estaría lleno de policías. Entre todos los trabajadores
de la Plazuela se llevan bien, no necesitan permiso de la alcaldía ni de nadie
para vender sus productos, como lo menciona Don Carlos “vienen a la bulla de
los tarros”, se sitúan donde deseen a comerciar puesto que nadie los molesta.
Antes de que Don Carlos perdiera su pierna, fue viajero y comerciante,
trabajaba vendiendo cuadros y mercancía, él es de Cañas Gordas Antioquia, vive
en Medellín hace 40 años, en diferentes barrios, y desde que visita la plazuela
toca la guitarra junto con sus amigos que en ocasiones van y se sientan con él.
Por “regla de pájaro”, ejerce este oficio, es decir porque no hay otro camino.
Pasaron 8 minutos y 22 segundos, en los que Don Carlos no ha dejador de
tocar las notas de su guitarra, haciendo de esta entrevista una experiencia
agradable, al escucharlo y mirarlo fijamente a los ojos se siente en él la “chispa”,
el amor y la felicidad por la vida. Con una canción titulada “Me caíste del
cielo” termina esta entrevista.
Autor: Lina María Naranjo Jiménez
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